miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL PULSO DE LA ESCENA

Para trabajar una obra escénicamente, y más entre jóvenes, tan proclives a la acción, al moviemiento, conviene pautar minuciosamente el movimiento escénico, incluso restringir, en principio, la espontaneidad, muy positiva a veces, de los actores. La unidad de trabajo que se debe utilizar es la escena; una escena está delimitada por el significado, aunque la definición de escena atiende, simplemente, a la entrada y salida de personajes como elementos delimitadores. Sin embargo, creo yo, es más poderosa la unidad de significado como definición de la escena, independientemente de la idas y venidas de personajes. Así, una escena de Aisla2 es la gestión de los víveres, que capitanean Mat y Celia, personajes centrales de la escena, dado que son ellos los que van a coger el mando de la situación; la escena se termina no con la salida de Guerrero y Flor para colocar en otro espacio los víveres, no, termina más adelante cuando Anapol, personaje cándidamente inocente pero tan dúctil para introducir nuevos temas, inesperadamente, cambia de tema y relaja la tensión precedente. Anapol y Oliva, ya lo veremos en otras entradas, son representados por Celia Y Cristina y tanto su personaje como las actrices, son claves para la obra, especialmente para el ritmo, ya veremos este aspecto. Bien, como decíamos, nuestra unidad de trabajo es la escena, todas las escenas tienen que tener un pulso, algo, que se puede obtener de la confluencia de diferentes elementos: el diálogo, el movimiento escénico, la luz, la música, la sonoridad, la acción, etcétera. En la escena mencionada, todos los personajes menos Mat y Celia, están sentados porque vienen de una escena precedente en la que comían, bien, Mat y Celia deben ocupar una posición central porque son ellos los que van a tomar las riendas de la situación. Winny, personaje rebelde pero algo estúpido, se rebela y, de hecho, está en cunclillas, ni sentada ni de pie. Mat y Celia logran amansarla con la ayuda de Alejandro, que, en esta escena, curiosamente, está sentado en el borde del escenario, con un pie en la realidad escénica y otro en la realidad no escénica. Está a medio camino entre la ficción y la realidad. Bien, la tensión de la escena se consigue con esto y con los diálogo lógicamente, y se destensa con la intervención de Anapol. Eso es el pulso de la escena: hacer todos los elementos teatrales significativos para reflejar adecuadamente el significado de la escena en relación a la obra toda y al sentido de la misma.

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